16 de enero de 2007 Publicado por Tilda
Los musulmanes o moros (del latín, mauros=oscuro),
personas pertenecientes a la religión islámica, invadieron la
Península Ibérica, a la que llamaron Al-Ándalus, en el año 711, al mando del
general Tara, con aproximadamente 20.000 hombres, durante el reinado del rey
visigodo Roderick. Sólo el norte montañoso continuó en poder de los españoles.
En ese año, los árabes ya dominaban
toda la costa oeste de África y otros ejércitos habían invadido el Asia Menor y
las islas griegas, poniendo en peligro a Constantinopolitana.
Como capital árabe de Hispania se fundó
el emirato de Córdoba, independizándose política aunque no religiosamente del
califa musulmán de Damasco, perteneciente a la dinastía Abasí, que habían
destronado a los Omeyas, familia a la que pertenecía
Abderramán, que logró escapar a Al-Ándalus, estableciendo el emirato de Córdoba
como un estado islámico autónomo. Allí se sucedieron Abderramán I y Abderramán
II y fundaron la primera universidad europea.
Con la asunción de Abderramán
III, en 912 se acrecentaron los conflictos internos, constituyéndose
el califato de Córdoba, que sustituyó al emirato, uniendo el poder político al
religioso, en el año 929, como posibilidad de hacer frente a la crisis,
mediante la concentración de poderes, y su independencia total del califato
abasí que había establecido su capital en Bagdad. El centro del poder político
y residencia del califa se fijó en Nadina al-Zara, majestuosa obra
arquitectónica mandada a construir por el nuevo califa.
El califato sucumbió en el año 1031,
luego de que el inepto califa Hispan II, que gobernó desde el año 976 al 1009,
delegara su poder en el hachib Almanzor, que se dedicó a una política agresiva
que acabó con el poder musulmán que se fue extinguiendo junto a su vida, ya que
a la muerte del califa y a la suya sobrevinieron disputas por la sucesión que
terminaron con la división del territorio en distintos reinos o taifas. Estos
problemas internos a los que se agregaron sucesivas invasiones desde el norte de
África, hicieron que sólo subsistiera el reino de Granada.
Los nuevos reinos cristianos que fueron
conformándose a partir del siglo VIII, fueron consolidándose, tratando de
reconquistar el territorio, desde el año 718, en que obtuvieron el triunfo en
Covadonga, hasta apoderarse en el año 1492, del reino de Granada, fundada en el
año 1238, gobernada por una dinastía Nazarí. Antes ya habían logrado establecer
los reinos cristianos de Asturias, León, Navarra, Portugal, Castilla y Aragón.
Durante el extenso período de dominio,
los musulmanes supieron separar la religión de la ciencia, lo que permitió que
esta última avanzara, en contraposición a lo sucedido durante la Edad Media
cristiana.
Sus notables médicos comprobaron el
modo de impedir la propagación de las epidemias mediante el aislamiento de los
pacientes afectados.
Importaron de Egipto un sistema de
numeración sumamente completo. La palabra álgebra proviene del árabe.
Realizaron obras de irrigación
extraordinarias, ya que como hombres del desierto apreciaron la riqueza que
significaban las llanuras costeras.
Los musulmanes permanecieron en España
durante aproximadamente 8 siglos, donde realizaron grandes obras culturales,
caracterizados por su exquisita ornamentación.
Merece particularmente destacarse, la
fortaleza de la Alhambra, que significa “castillo rojo” donde Muhammad I, en el
año 1237, fundador del reino de Granada, estableció su residencia.
Hasta la Sabika, las cimas más elevadas
de la Colina Roja, llegaron las aguas del río Darro, mediante una presa y una
acequia. El agua se empleó no sólo como ornamento sino para el riego, que
transformaron esa zona desértica en un oasis. Fue tomando características de
una ciudad, desde donde se dominaba estratégicamente toda Granada y donde
proliferaron los palacios.
Una de las muchas
maneras de desenfocar los contenidos sociales y políticos de la reacción obrera
y campesina contra el (anunciado) golpe militar-fascista de julio de 1936, es
la de dejar de lados temas primordiales como lo fueron la intensa crisis social
que vivía el país, sobre todo desde 1933, el descuido de temáticas como
transformación social, la irrupción de un feminismo proletario en movimiento,
el desastre estratégico de tratar de convencer (por la moderación) a las
potencias que traicionaron la República al apostar por la No-Intervención, o el
olvido de la cuestión colonial, de Marruecos, sobre todo cuando la
contrarrevolución se nutría de las tropas coloniales y estaban utilizando a los
“moros” como “cipayos”…
Esto último se solapa (podía citar
(gruesos volúmenes que ni lo tratan o pasan de puntillas), si bien ya existen
trabajos de envergadura que abordan la cuestión. Este es el caso del formidable
estudio de Sebastián Balfour, Abrazo mortal. De la guerra
colonial a la guerra civil en España y Marruecos(Península,
Barcelona, 2002), que deja al descubierto las atrocidades perpetradas por el
ejército colonial español en un África que aparecía como un “consuelo” frente a
la pérdida final de las colonias en 1898. Balfour demuestra, lo que dejará
todavía más claro Gustau Nerón en La guerra que vino de África (Crítica,
Barcelona, 2005), a saber, que el ejército “salvador “empleó en la
península las mismas táctica que en las colonias. Uno y otro, así como
otros trabajos, abundan en el atraso de nuestro anticolonialismo, atraso del
que no se libró ni tan siquiera nuestro movimiento obrero. Incluso el PCE que
se había batido tradicionalmente sobre este punto, lo olvidó. No cuadraba con
la política frente populista, y en el acuerdo del Frente Popular francés, la
cuestión colonial quedaba como siempre. Bajo el sometimiento.
Durante
el inicio de la guerra civil hubo una tentativa de buscar un acuerdo con los
nacionalistas marroquíes, obviamente opuestos a la utilización como “tropas de
choques” que hacían los golpistas contra la República. A tal efecto, Julián Gorki
fue encargado por el Comité de milicias catalán para tratar en Madrid el asunto
ante Largo Caballero el acuerdo que se había llegado con ellos pasaba por
reconocer al “Protectorado” una autonomía similar a la que tenía la Generalitat
catalana. Este acuerdo ya había sido esbozado durante unas conversaciones entre
los representantes de dicho comité con los nacionalistas magrebíes. Anotemos
que esto fue posible gracias la iniciativa de Robert Luzón, uno de los líderes
del grupo “Revolución proletaria” francés que lideraba el histórico sindicalista
revolucionario Pierre Móntate y por dos militantes trotskistas franceses, Jean Reus
y David Rosset (ver mi artículo sobre este en www.kaosenlared.net/noticia/aportes-sobre-cuestion-comunista-1-extrano-caso-david-rousset)
Los moros en España | La guía de Historia http://www.laguia2000.com/edad-media/los-moros-en-espana#ixzz4NZN3v6iA
https://elimperiodedes.wordpress.com/2013/04/07/arabes-moros-musulmanes-e-islamistas-una-aclaracion/
Los moros en España | La guía de Historia http://www.laguia2000.com/edad-media/los-moros-en-espana#ixzz4NZN3v6iA